EN VIVO

¿Por qué un auto fabricado en Argentina es más caro que uno en Brasil?

La abultada carga impositiva, que puede llevarse hasta el 75% del valor del vehículo, encarece significativamente los productos nacionales.

En El Palomar, una terminal automotriz ubicada en la provincia de Buenos Aires, se produce un auto mediano que se vende a tan solo 10 cuadras de la fábrica por US$19.000. En contraste, el mismo modelo, cuando se comercializa en el centro de São Paulo, alcanza un precio de US$16.400. La diferencia, que podría parecer desconcertante dado que el producto se fabrica en Argentina, se explica por la abrumadora carga impositiva que afecta a la industria automotriz local.

En nuestro país, se estima que hasta el 75% del valor de un auto fabricado se destina al Estado en concepto de tributos, lo que encarece de forma notable el precio final para el consumidor. Entre los impuestos que contribuyen a este elevado costo se encuentran el IVA, los impuestos internos, el impuesto a los débitos y créditos bancarios, el impuesto a las ganancias, las contribuciones patronales y ART, las participaciones societarias, los aranceles de importación para autos o autopartes, los Ingresos Brutos (IIBB), el impuesto a los sellos y los impuestos municipales.

La situación se agrava con lo que se conoce como “costo argentino”. En marzo del año pasado, numerosas terminales y autopartistas fijaron sus costos asumiendo un dólar a 2000 pesos, sin prever que la acumulación de tributos y la volatilidad cambiaria encarecerían aún más los precios. Así, a pesar de la producción local, los autos terminan costando mucho más en Argentina que en mercados donde la carga impositiva es menos onerosa, como Brasil.

Esta marcada diferencia en los precios no solo perjudica la competitividad de la industria automotriz, sino que también afecta el poder adquisitivo de los consumidores, quienes terminan pagando precios significativamente mayores por productos similares. El caso de un vehículo que se vende a US$19.000 en Palomar frente a otro a US$16.400 en São Paulo es una clara ilustración de cómo los impuestos, desde el IVA hasta los impuestos municipales, incrementan el costo final del producto.

La pregunta que surge es, ¿cómo se soluciona este problema? La respuesta pasa por una reforma tributaria profunda que alivie la presión impositiva sobre el sector automotriz y, en general, sobre la producción industrial nacional, permitiendo a nuestros fabricantes competir en igualdad de condiciones en el mercado regional.

Scroll al inicio