El magnate de origen sudafricano no busca comprar ChatGPT, sino elevar el valor de mercado de OpenAI y complicar la reestructuración de la compañía.
En una maniobra un tanto extraña para quienes no están en el día a día de los mercados, Elon Musk ofreció 97,4 mil millones de dólares por OpenAI, una cifra que varios consideran muy baja. Sin embargo, el verdadero objetivo de Musk no es adquirir la empresa, sino forzar una revaloración del activo y, de esa forma, encarecer la operación de transformación que encabeza Sam Altman.
Altman, actual director de OpenAI, se encuentra en el proceso de transformar la organización, que opera en el ámbito sin fines de lucro, en una empresa exclusivamente con fines de lucro. Esta reestructuración, de complejidad legal notable, generó fuertes críticas, ya que exige que la entidad sin fines de lucro reciba una suma considerable para efectuar el cambio. Según se estima, el plan original era que Altman se vendiera a sí mismo la compañía por 40 mil millones de dólares, de modo que el grupo sin fines de lucro obtuviera ese monto para extraer la empresa hacia un nuevo modelo.
El asunto se complica por el hecho de que Altman forma parte de la junta directiva tanto de la entidad sin fines de lucro como de la futura compañía con fines de lucro, ubicándolo en el centro del proceso tanto de compra como de venta. Ante esta coyuntura, Elon Musk ha colocado una oferta cercana a los 100 mil millones de dólares, estrategia que busca presionar el precio de mercado. Con esta jugada, Musk no espera que su oferta sea aceptada, sino que obligue a Altman a desembolsar una cantidad mayor para llevar adelante la operación.
Desde el punto de vista legal, la versión con fines de lucro de OpenAI deberá compensar a la organización sin fines de lucro, y en ese proceso se precisa establecer un precio de mercado justo, lo que se complica en ausencia de una oferta real. La estrategia de Musk, en esencia, es forzar un encarecimiento del activo, haciendo que la transición resulte más onerosa para Altman y su equipo.
En definitiva, la oferta de Musk se configura como una jugada estratégica destinada a entorpecer la reestructuración de OpenAI, encareciendo el proceso y complicando el acceso a los recursos necesarios para Altman. Esta maniobra, que busca perjudicar a uno de los principales exponentes de la inteligencia artificial, agrega una nueva dimensión a la rivalidad en el sector tecnológico y pone de manifiesto cómo las grandes apuestas financieras pueden influir en el futuro de la innovación.