El Gobierno anunció que, a partir de diciembre, flexibilizará las restricciones para compras en el exterior mediante envíos courier.
El límite por operación pasará de u$s1.000 a u$s3.000, y los primeros u$s400 por envío estarán exentos de aranceles, abonando solo el IVA. La medida fue presentada por el vocero presidencial, Manuel Adorni, como un paso más en el desarme del cepo y en el proceso de eliminación del impuesto PAIS.
Desde el Ministerio de Economía destacaron que esta política permitirá a millones de argentinos adquirir productos importados con mayor facilidad y a precios más competitivos, especialmente de cara a las fiestas.
“Estamos dándole la oportunidad a los ciudadanos de elegir qué comprar y dónde, recibiendo los productos en la puerta de su casa”, afirmó el ministro Luis Caputo. Sin embargo, economistas advierten que esta apertura podría impactar negativamente en la industria local, fomentando una economía más dependiente de las importaciones.
Además, el anuncio coincide con una reducción en la brecha entre el dólar MEP y el tipo de cambio importador, que ahora se sitúan en torno a los $1.080.
Esto hace que los consumidores puedan acceder a precios más alineados con el mercado oficial. Pese a sus beneficios para los compradores, la medida podría generar tensiones en las reservas del Banco Central y reducir ingresos fiscales.
Según analistas, esta política forma parte de una estrategia de desregulación que prioriza la apertura del mercado, aunque sus efectos en la economía local aún están por verse.