Inspirada en una jugada de Maradona, esta teoría ilustra cómo los bancos centrales pueden guiar la economía sin necesidad de mover la tasa de interés.
Aunque nació en el mundo del fútbol, Diego Maradona también dejó huella en la teoría económica. La llamada “teoría maradoneana” de la tasa de interés, atribuida al economista británico Mervyn King (ex presidente del Banco de Inglaterra), sigue generando debate entre economistas, sobre todo en contextos donde el manejo de expectativas es clave para frenar la inflación sin asfixiar la actividad económica.
La teoría parte de una metáfora futbolera. En el famoso gol a Inglaterra en 1986, Maradona corrió prácticamente en línea recta hacia el arco, pero logró eludir a cinco defensores ingleses. ¿Cómo pudo pasar entre más de cinco rivales? Porque los ingleses esperaban que se moviera hacia un lado u otro, y eso los hizo reaccionar anticipadamente, descolocándose solos y dejando que Maradona pase en línea recta.
Llevado a la política monetaria: el Banco Central no necesita subir la tasa de interés para frenar la inflación si logra que el mercado crea que lo hará. Las expectativas hacen el trabajo por él. Si los agentes económicos anticipan que habrá una suba de tasas, se moderan las decisiones de consumo y financiamiento, reduciendo la presión sobre los precios, incluso si la suba de tasas nunca se concreta.
¿Por qué es relevante hoy?
En Argentina, donde el Banco Central acaba de salir del cepo y busca reconstruir su credibilidad, este enfoque cobra actualidad. Con tasas reales apenas positivas o incluso negativas, pero anclaje cambiario y baja de la inflación núcleo, hay quienes plantean que parte del éxito del plan se debe más a un manejo efectivo de expectativas que a un plan económico ortodoxo de las tasas.
Al igual que Maradona en esa jugada mágica, el BCRA parece avanzar sin girar bruscamente, pero convenciendo a todos de que puede hacerlo si es necesario. ¿Funciona siempre? No. Para que la teoría maradoneana funcione, la credibilidad del Banco Central es clave. Si los agentes económicos creen que el BCRA no actuará si las expectativas se desanclan, el efecto desaparece. Además, si las expectativas se deterioran, por ejemplo, ante una crisis de deuda o una devaluación brusca, la política de “simular” subas de tasas ya no alcanza.
Como en el fútbol, el factor sorpresa y el respeto que genera el jugador, o el Banco Central, pueden marcar la diferencia. La teoría maradoneana nos recuerda que en economía, las percepciones muchas veces mueven más que los instrumentos de política económica.