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El dólar barato empuja el turismo afuera: récord de viajes al exterior por atraso cambiario

El tipo de cambio apreciado disparó el turismo emisivo en enero y febrero. Mientras tanto, la llegada de extranjeros cayó más de 30% y se agudiza el debate sobre cuál debería ser el valor del dólar.

El verano 2025 dejó un nuevo fenómeno en el turismo argentino: cada vez más personas eligen veranear fuera del país. Según datos oficiales del INDEC, en enero y febrero viajaron al exterior 3,7 millones de argentinos, 1,6 millones más que en el mismo período de 2024. El cambio en la ecuación es claro: hoy resulta más barato vacacionar en Brasil o Chile que en Mar del Plata o Bariloche.

El informe de Estadísticas de Turismo Internacional (ETI) detalla que solo en enero viajaron 1,9 millones de argentinos al exterior, y en febrero, 1,8 millones. En contraste, el turismo receptivo se derrumbó. En febrero, la cantidad de extranjeros que visitaron el país cayó un 30,7%, profundizando la baja del 20% que ya se había registrado en enero.

La razón detrás de esto es, principalmente, una cuestión de precios relativos. El fuerte ajuste implementado por el gobierno de Javier Milei logró contener la inflación, pero también provocó una marcada apreciación del peso frente al dólar, encareciendo los precios en moneda extranjera. Mientras tanto, los salarios en dólares mejoraron sensiblemente respecto al año pasado, lo que les permitió a más argentinos aprovechar oportunidades fuera del país.

Los principales destinos elegidos fueron los países limítrofes. El 86% del turismo emisivo se dirigió a Brasil, Chile y Uruguay, buscando playas, shopping o simplemente precios más convenientes. En paralelo, Argentina se volvió cara para los extranjeros. Un estudio del diario El País mostraba que un café puede costar más acá que en Suiza y que el precio promedio de un almuerzo de oficina ronda los US$10, frente a US$5 o US$8 en otros países de la región.

Pero impacto económico del dólar barato no se limita al turismo: se refleja también en la balanza de pagos. Solo en enero, el gasto en moneda extranjera con tarjeta de crédito fue de US$862 millones, el más alto de la serie. En febrero, la cifra fue apenas menor: US$772 millones. Y si bien buena parte de ese consumo se paga al dólar MEP, esto también presiona sobre las reservas del Banco Central, que lleva vendidas más de US$1300 millones este último mes.

Desde el Gobierno minimizan el impacto del atraso cambiario, pero es difícil ocultar el hecho de que ya está afectando el superávit comercial y la competitividad. Las importaciones subieron 55% en cantidades, la salida de turistas creció 74% y el ingreso de visitantes cayó 30%, números realmente impactantes.

En este contexto, el peso argentino aparece entre las monedas más apreciadas del mundo, según el último índice Big Mac de The Economist. Y aunque el ministro de Economía, Luis Caputo, lo presenta como un reflejo del éxito del plan económico, lo cierto es que la dinámica actual plantea dudas crecientes sobre la sostenibilidad del equilibrio externo, ya que para sostenerlo se requieren grandes ingresos de dólares en las arcas del Central.

Para muchos, la nueva normalidad incluye escapadas al exterior que antes eran impensadas. Pero para la economía, la pregunta es si este boom turístico no es una postal pasajera en un escenario más complejo.

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