El debate entre Ricardo Darín y Luis Caputo encendió la polémica: ¿cuánto cuesta realmente una docena de empanadas en la ciudad de Buenos Aires? Según los datos oficiales, el precio promedio es de $22.000, pero puede superar los $47.000 en apps.
Lo que comenzó como un comentario de Ricardo Darín en la mesa de Mirtha Legrand se convirtió en tema de debate nacional. El actor aseguró que una docena de empanadas cuesta $48.000, y el ministro de Economía, Luis Caputo, no tardó en responder públicamente, cuestionando esa cifra. Pero, ¿quién tiene razón?
Según el Índice de Precios al Consumidor de la Ciudad de Buenos Aires (IPCBA), en abril de 2025 el precio promedio de una docena de empanadas cocidas para llevar fue de $22.010,64. Es decir, menos de la mitad de lo que señaló el actor. Sin embargo, los precios varían notablemente: en apps como Rappi, la docena más barata cuesta $12.000 y la más cara, casi $48.000. El promedio ronda los $26.000.
Más allá del cruce político, el dato relevante es otro: las empanadas subieron más que la inflación. Desde el inicio del gobierno de Javier Milei, el IPC general subió un 218%, pero el precio de la docena lo hizo en más de 240%. Solo en abril, aumentaron 3,75%, por encima del índice general que fue del 2,3%.
En el último año, el precio de este ícono de la gastronomía argentina trepó un 80%, mientras el IPC porteño acumuló 52%. Comer empanadas, al igual que otros alimentos preparados, se encareció más que el resto del consumo.
Según el chef Tupac Guantay, conductor del ciclo Maestros de la Empanada, una docena de empanadas premium puede costar entre $15.000 y $30.000, dependiendo del lugar. Las de mejor calidad, pero sin lujo, se ubican entre $2.500 y $3.000 por unidad. En Salta, por ejemplo, son notablemente más accesibles que en CABA. La diferencia de precios entre barrios, tipos de comercio y plataformas de delivery explica la brecha: el monto mencionado por Darín no es el promedio, pero sí es posible si se incluye envío y se compra en locales exclusivos.
La polémica sobre el precio de las empanadas puso en evidencia no solo la inflación acumulada, sino también cómo el costo de la comida preparada sube más rápido que otros bienes. Más allá del valor puntual, el cruce entre Caputo y Darín refleja dos miradas sobre el bolsillo argentino: la de los datos oficiales y la de la experiencia cotidiana de consumo. Y ambas, en este caso, tienen algo de razón.